jueves, 23 de julio de 2009

Lectura infantil…

Tengo un vinculo con una niña… y si nos ponemos estrictos se podría decir que ni es mi hija biológica, ni se criará conmigo, ni la mantengo, ni tengo una relación con su madre, ni la veo, y probablemente dentro de unos años más pensará que olvido mi nombre… y sin embargo…

El asunto es que está en la edad en que ya podría empezar a interesarse por la lectura y ante esa posibilidad, le he regalado libros que a mi me gustaría o me gustó que me leyeran a esa edad; pero he ahí el problema. Su madre, que es una excelente madre (lo sé por que por algún tiempo que pareció un suspiro, fuimos pareja) no tiene tiempo para leerle y esos libros que le regalé, no están diseñados para leerse por el niño en cuestión, sino más bien para que todas las noches se pongan a leerte.

Entonces me dispongo a buscar un nuevo libro que se adapte al dilema, es decir un libro diseñado para que ella pueda tomarlo por si sola y ponerse a leer… un libro que desee leer… que se le haga agua la boca por tenerlo en sus manos… Bueno, justo como a mi hermano Eduardo se le haría agua la boca por leer el nuevo material inédito de Julio Cortázar "Papeles inesperadoso", a mí por leer el siguiente “TV Notas”. En fin… me pongo a ver la variedad, que es amplia…y paso por los clásicos, ya saben “Andersen” y compañía... hasta llegar a un gran estante con todo lo que esperaba… libros y libros con temas profundos, ocultos entre dibujos y colores llamativos, con lenguaje claro, no especulativo, sencillo más no simplista, y con personajes que diría yo pueden llegar a ser memorables para una pequeñita. En fin… pensé que había encontrado lo que buscaba… todo iba perfecto, pero las editoriales me dirían otra cosa…

Pasé a pagar a caja y cuando me dijeron lo que costaba el libro… ¡bueno! Casi me voy de boca… Y pongámosle números: La última novela que compré de Murakami me costo 189$ pesitos… Con lo que costaba el libro que me gustó, hubiera comprado dos novelas de Murakami.

Al final termine por dejar el libro… y aunque había otras opciones, la verdad es que el que llenaba todas mis necesidades, en cuanto a mensaje, redacción y estilo, era el que no podía comprar… Y no solo porque andemos en vacas flacas, sino porque se me hace inaudito que las editoriales no comprendan que la lectura es un habito, y que si tu no propicias ese habito en los niños, jamás tendrás lectores adultos… y la única manera de hacer un habito en los niños, es tener lectura asequible tanto en diseño, estilo, forma y contenido, como en lo concerniente a la economía…

Es decir… la última novela de Harry Potter “Harry Potter and the Deathly Hallows” me costó 35 dólares y la considero lectura para niños, pero es una lectura popular, comercial y lo compré en Ingles y con pasta dura. Pero ¿cuánto me habría costado de no ser la franquicia de películas más rentable económicamente de todos los tiempos? ¿Cuánto habrá costado la primera edición de Harry Potter?

La verdad es que no pido que regalen el trabajo que seguramente tanta dedicación y esfuerzo les debió costar… pero si creo que además de que no pagan impuestos, los libros para niños deberían tener un apoyo extra, como un subsidio o una partida especial del presupuesto de la Secretaria de Educación o Cultura. En vez de andar gastando en “pendejadas” de intelectuales que creen que ser intelectual es ver el mundo desde arriba y tener ideas que no benefician a nadie sino a los mismo inútiles que viven de las dadivas de apoyos como el “FONCA”. Deberían poner más atención a lo que un niño necesita… Es decir es bueno que los grandes autores estén rebajados y al alcance con precios módicos… Pero ¿cómo le hago para hacer leer a Murakami a una pequeñita si nunca pasó por el proceso de creer en hadas, creer en magia mitológica, luego creer en la anarquía, luego volverte nihilista, después volverte kantiano, existencialista o romántico, para que al final te unas a la aventura pop de Murakami (aceptémoslo, Murakami es un autor de moda como lo han sido muchos otros antes que él)… y finalmente entender que toda lectura te deja algo, que todas las corrientes convergen en algún punto y que un libro gordo es mejor almohada que un millón de plumas…

¿Pero cómo mi niña entenderá eso si no llega a pasar por el proceso? O mucho mejor aún… ¿Cómo podrá crecer y decirme en mi cara que estoy equivocado? ¿Cómo me podrá argumentar lo contrarío si no se le dan las armas para enfrentarme? Y no a mi… sino a las personas que están ahí afuera y que en verdad les rueda el engrane…

En fin… intente encontrar un video que evidenciara las cosas que he visto que beca el FONCA, pero solo suben a la red a lo que supongo son sus estrellas, de las cuales tengo que decir que me gustó la mayoría de lo que vi y me da gusto que tengan la oportunidad de dedicarse a la música o pintura, gracias al FONCA, pero si algún día vuelvo a ver un cartel en la calle que diga: “Danza moderna” premio FONCA a la creatividad… entraré como se entraba a los teatros de antaño… ¡Con las bolsas del mandado! Y aventaré toda la despensa al escenario…

Anyway… si el festival de danza moderna hubiera contado con esta güerita y se hubieran movido la mitad que ella, en vez de solo pararse y sentarse en una silla y hacer gesticulaciones con la boca… pues tal vez no estaría tan enojado con el FONCA.

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