viernes, 16 de enero de 2009

Pinta mi casa…

Entra una mujer a la casa de un pariente suyo; el pariente en cuestión tenía visitas, las cuales introdujo con pompa y estilo.

-¡Sobrina!, mira te presento al maestro Francisco Toledo.
La mujer cautelosa, examina la visita, observa un hombre moreno, pelo largo, con vestimenta de trabajo manual y sandalias piel. Lo saluda con un apretón de manos con el brazo extendido, como dibujando la brecha entre él y ella.
-Mucho gusto- balbucean los labios incautos…
-¿En este momento tiene trabajo?- Pregunta la mente femenina.
-No- Responde el invitado con una sonrisa amable.
-Ah, pues en este momento necesito alguien que pinte mi casa.
-Por supuesto señorita, cuando guste.- Responde el hombre de piel morena…

El anfitrión apenado, le explica el oficio del maestro Toledo.

Por parte de ella; el recuento anecdótico nunca falta en navidad, para deleite de sus allegados…
Han pasado unos 8 o 9 años de los acontecimientos anteriormente relatados y aun me revuelco en suelo de la risa… Los prejuicios a veces y solo a veces, son causa no tan seria… digo, si el maestro Toledo no se inmutó, ante lo que podría haber tomado como una ofensa, ¿por qué yo tendría que criticar lo que claramente fue una lección para mi ser querido? Y es más… ¿a quién no le gustaría tener un "esto" en su sala?


De Toledo… pues de Toledo, solo puedo decir que hay que ser grande como lo es él, para tener ese carácter… Conozco a muchos artistas que están por debajo, y que ya ostentan con gran claridad sus ladrillos que acarrean a todas partes.

Francisco Toledo…

2 comentarios:

Vocho dijo...

me ha encando este blog me ha encantado

El hombre cósmico… dijo...

Pues un gusto mi estimado… La locura se disfruta más acompañado.