miércoles, 23 de junio de 2010

De Paracelso…

A todo aquel que no busca… y no buscando encuentra...

Hace poco leí un trabajo sobre la virtud… En dicho trabajo se argumentaban los orígenes y tratados de todo aquel que ha buscado o intentado definir la virtud sin mucho éxito a mi entender… sin embargo lo rescatable de dicho trabajo fue el cambio de lo descriptivo a lo argumentativo, ya que por primera vez en años escuché a alguien proponer un camino en busca de la virtud…

Su propuesta era simplemente el conocimiento… argumentando que mientras más nos alejemos de la ignorancia, más cerca estaremos de la virtud…

Si bien estoy de acuerdo con la iniciativa, también creo que es un camino parcial… ya que el conocimiento es una herramienta no un camino a la virtud, y como ejemplo podemos poner a todos aquello que de una u otra manera obtienen conocimiento que terminan utilizando para fines de vicio o lo que supongan contrario a la virtud…

¿Qué faltaría???

Eso es algo para lo cual tendríamos que preguntarle a un virtuoso… y supongo que esta de más decir que hay una gran diferencia entre un virtuoso y una persona hábil o genial en un ámbito especifico o actividad…

Yo le preguntaría a Paracelso…
“Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien no comprende nada, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve… Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor… Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas, nada sabe acerca de las uvas.”
Paracelso.

De lo que habla Paracelso en el anterior escrito, no es otra cosa más que la sabiduría misma… y hasta ahí llegará mi comentario, ya que hace tiempo que no me siento cómodo comentando sobre las cosas que no comprendo a plenitud…

Pero igual y un mago más preparado puede… Estos son siete puntos a seguir para alcanzar no la sabiduría… sino algo más grande que se compone de ella…

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1.- Lo primero es mejorar la salud.

Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un hábito que debes a tu propia dignidad.

2.- Desterrar absolutamente de tu ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza.

Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3.- Haz todo el bien posible.

Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4.- Hay que olvidar toda ofensa, más aún: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio.

Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en sí, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5.- Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada.

Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiará en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.

6.- Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales.

Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. Por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7.- Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día de mañana.

Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo.

El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que alegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satán de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoísmo. Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad. La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijéramos: pecado mortal contra el Espíritu Santo.


…Alejandro Jodorowsky…

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Y voy a romper reglas y pondré el cuento de alguien que entendió mucho mejor que yo lo que significaba Paracelso…

Jorge Luis Borges

La rosa de Paracelso


En su taller, que abarcaba las dos habitaciones del sótano. Paracelso pidió a su Dios, a su indeterminado Dios, a cualquier Dios, que le enviara un discípulo. Atardecía, El escaso fuego de la chimenea arrojaba sombras irregulares, Levantarse para encender la lámpara de hierro era demasiado trabajo, Paracelso, distraído por la fatiga, olvidó su plegaria. La noche había borrado los polvorientos alambiques y el atanor cuando golpearon la puerta, El hombre, soñoliento, se levantó, ascendió la breve escalera de caracol y abrió una de las hojas. Entró un desconocido. También estaba muy cansado. Paracelso le indicó un banco; el otro se sentó y esperó. Durante un tiempo no cambiaron una palabra.
El maestro fue el primero que habló.
-Recuerdo caras del Occidente y caras del Oriente -dijo no sin cierta pompa-, No recuerdo la tuya, ¿Quién eres y qué deseas de mí?
-Mi nombre es lo de menos -replicó el otro-, Tres días y tres noches he caminado para entrar en tu casa. Quiero ser tu discípulo. Te traigo todos mis haberes.
Sacó un talego y lo volcó sobre la mesa. Las monedas eran muchas y de oro. Lo hizo con la mano derecha. Paracelso le había dado la espalda para encender la lámpara. Cuando se dio vuelta advirtió que la mano izquierda sostenía una rosa. La rosa lo inquietó.
Se recostó, juntó la punta de los dedos y dijo:
-Me crees capaz de elaborar la piedra que trueca todos los elementos en oro y me ofreces oro. No es oro lo que busco, y si el oro te importa, no serás nunca mi discípulo,
-El oro no me importa -respondió el otro-, Estas monedas no son más que una parte de mi voluntad de trabajo. Quiero que me enseñes el Arte. Quiero recorrer a tu lado el camino que conduce a la Piedra.
Paracelso dijo con lentitud:
-El camino es la Piedra. El punto de partida es la Piedra. Si no entiendes estas palabras, no has empezado aún a entender. Cada paso que darás es la meta.
El otro lo miró con recelo. Dijo con voz distinta:
-Pero, ¿hay una meta?
Paracelso se rió.
-Mis detractores, que no son menos numerosos que estúpidos, dicen que no y me llaman un impostor. No les doy la razón, pero no es imposible que sea un iluso. Sé que "hay" un Camino,
Hubo un silencio, y dijo el otro:
-Estoy listo a recorrerlo contigo, aunque debamos caminar muchos años. Déjame cruzar el desierto. Déjame divisar siquiera de lejos la tierra prometida, aunque los astros no me dejen pisarla. Quiero una prueba antes de emprender el camino,
-¿Cuándo? -dijo con inquietud Paracelso.
-Ahora mismo -dijo con brusca decisión el discípulo.
Habían empezado hablando en latín; ahora, en alemán.
El muchacho elevó en el aire la rosa.
-Es fama -dijo- que puedes quemar una rosa y hacerla resurgir de la ceniza, por obra de tu arte. Déjame ser testigo de ese prodigio. Eso te pido, y te daré después mi vida entera.
-Eres muy crédulo -dijo el maestro- No he menester de la credulidad; exijo la fe.
El otro insistió.
-Precisamente porque no soy crédulo quiero ver con mis ojos la aniquilación y la resurrección de la rosa.
Paracelso la había tomado, y al hablar jugaba con ella.
-Eres crédulo -dijo-. ¿ Dices que soy capaz de destruirla?
-Nadie es incapaz de destruirla -dijo el discípulo.
-Estás equivocado. ¿Crees, por ventura, que algo puede ser devuelto a la nada? ¿ Crees que el primer Adán en el Paraíso pudo haber destruido una sola flor o una brizna de hierba?
-No estamos en el Paraíso -dijo tercamente el muchacho-; aquí, bajo la luna, todo es mortal.
Paracelso se había puesto en pie.
-¿En qué otro sitio estamos? ¿Crees que la divinidad puede crear un sitio que no sea el Paraíso? ¿Crees que la Caída es otra cosa que ignorar que estamos en el Paraíso?
-Una rosa puede quemarse -dijo con desafío el discípulo.
-Aún queda fuego en la chimenea -dijo Paracelso-. Si arrojaras esta rosa a las brasas, creerías que ha sido consumida y que la ceniza es verdadera. Te digo que la rosa es eterna y que sólo su apariencia puede cambiar. Me bastaría una palabra para que la vieras de nuevo.
-¿Una palabra? -dijo con extrañeza el discípulo-. El atanor está apagado y están llenos de polvo los alambiques. ¿Qué harías para que resurgiera?
Paracelso le miró con tristeza.
-El atanor está apagado -repitió-- y están llenos de polvo los alambiques. En este tramo de mi larga jornada uso de otros instrumentos.
-No me atrevo a preguntar cuáles son -dijo el otro con astucia o con humildad.
-Hablo del que usó la divinidad para crear los cielos y la tierra y el invisible Paraíso en que estamos, y que el pecado original nos oculta. Hablo de la Palabra que nos enseña la ciencia de la Cábala.
El discípulo dijo con frialdad:
-Te pido la merced de mostrarme la desaparición y aparición de la rosa.
No me importa que operes con alquitaras o con el Verbo.
Paracelso reflexionó. Al cabo, dijo:
-Si yo lo hiciera, dirías que se trata de una apariencia impuesta por la magia de tus ojos. El prodigio no te daría la fe que buscas: Deja, pues, la rosa.
El joven lo miró, siempre receloso. El maestro alzó la voz y le dijo:
-Además, ¿quién eres tú para entrar en la casa de un maestro y exigirle un prodigio? ¿Qué has hecho para merecer semejante don?
El otro replicó, tembloroso:
-Ya sé que no he hecho nada. Te pido en nombre de los muchos años que estudiaré a tu sombra que me dejes ver la ceniza y después la rosa. No te pediré nada más. Creeré en el testimonio de mis ojos.
Tomó con brusquedad la rosa encarnada que Paracelso había dejado sobre el pupitre y la arrojó a las llamas. El color se perdió y sólo quedó un poco de ceniza. Durante un instante infinito esperó las palabras y el milagro.
Paracelso no se había inmutado. Dijo con curiosa llaneza:
-Todos los médicos y todos los boticarios de Basilea afirman que soy un embaucador. Quizá están en lo cierto. Ahí está la ceniza que fue la rosa y que no lo será.
El muchacho sintió vergüenza. Paracelso era un charlatán o un mero visionario y él, un intruso, había franqueado su puerta y lo obligaba ahora a confesar que sus famosas artes mágicas eran vanas.
Se arrodilló, y le dijo:
-He obrado imperdonablemente. Me ha faltado la fe, que el Señor exigía de los creyentes. Deja que siga viendo la ceniza. Volveré cuando sea más fuerte y seré tu discípulo, y al cabo del Camino veré la rosa.
Hablaba con genuina pasión, pero esa pasión era la piedad que le inspiraba el viejo maestro, tan venerado, tan agredido, tan insigne y por ende tan hueco. ¿Quién era él, Johannes Grisebach, para descubrir con mano sacrílega que detrás de la máscara no había nadie?
Dejarle las monedas de oro sería una limosna. Las retornó al salir. Paracelso lo acompañó hasta el pie de la escalera y le dijo que en esa casa siempre sería bienvenido. Ambos sabían que no volverían a verse.
Paracelso se quedó solo. Antes de apagar la lámpara y de sentarse en el fatigado sillón, volcó el tenue puñado de ceniza en la mano cóncava y dijo una palabra en voz baja. La rosa resurgió.


9 comentarios:

Aries dijo...

Siempre tus lecturas me encantan, yson muy buenas para mi.
Y tienes de mi un profundo respeto, cariños.

El hombre cósmico… dijo...

Mi cariño tmb para ti mi amiga... espero que todo ande bien por tu hogar y tu mente...

Aries dijo...

Mi amigo Charles!!, puedes con esta 7 leyes???, yo te digo que lo intento pero hay veces no puedo, si tu respuesta es si, te admiro y como ya te dije antes te respeto, y también será tus vivencias que de seguro te han llevado, yo aunque entrada en años me falta llegar, eso es lo que me pregunto llegaré???
Ultimamente me remito a mis vidas futuras para consolarme!!!
Pero todo esto del misticismo me fascina, pienso que es este el camino que mas me va.....
Todo lo espiritual me llena el alma, es por eso que cuando te leo, también me encuentro.
Que las estrellas te sigan alumbrando y tu sea azul...

El hombre cósmico… dijo...

Estimadísima amiga Aries…
Para este momento ya has leído algunas de mis frustraciones… por lo tanto supongo que no te podría engañar si te dijera que siempre acato las 7 reglas… pero te diría que tampoco debes admirar al que si las pueda llevar consigo las 24hrs del día… cualquier iniciado te puede decir que el único limite de la existencia es la imaginación, por lo tanto cualquier cosa que puedas pensar, imaginar, sentir… tmb la puedes realizar… El reconocimiento es primordial, hay que reconocernos primero y luego al universo que nos rodea… y si puedes reconocer las cualidades en los demás… tmb puedes realizarlas en ti misma… por lo tanto el reconocimiento es primordial para cualquier crecimiento… Por otro lado la admiración es una idea un tanto inútil que nos lleva a lares tan peligrosos como la idolatría… y te diré que es un asunto complicado porque la admiración por un semejante puede hacernos perder de vista “El todo” (Dios, creación, etc)... y créeme… aquel que se olvida de Dios, se le arrodilla a cualquier barbón…

Ahora en cuanto a llegar… te puedo asegurar que todos llegamos a cualquier lugar, el punto es… saber a dónde queremos llegar… lo demás llega solo y cuando menos lo esperes.

En cuanto a tus vidas futuras… mmm independientemente de que yo considero que existen… ¿Qué sentido tiene pensar en ellas cuando estas viviendo ahora?????? ¿Qué pasaría si no hay vidas futuras y esta es tu único chance de llegar?? ¿Qué pasaría si ya no tienes más intentos, si ya viviste muchos intentos y el presente fuera el último de ellos???

Para no aburrirte más te diré que no es imposible seguir al pie de la letra las reglas de Paracelso… es como los vicios… ¿cómo dejar un vicio?? Te aseguro que si trataste alguna vez de dejar un vicio de golpe, el resultado pudo no haber sido el mejor o el definitivo… y eso es porque en los extremos encontramos la mayor resistencia… lo mejor es ir poco a poco… debes de tomar el control poco a poco… Todos absolutamente todos nacemos en caos… y el chiste es ir tomando el control de nosotros (tomar conciencia)… ve paso a paso, día a día… hoy perdónate a ti, mañana a aquel, pasado mañana perdona a aquella… hoy dite toda la verdad y mañana podrás decirle la verdad a los demás… pero todo esto no es generación espontanea, no por leer las reglas se quedaran en tu interior… esto requiere el más grande de los esfuerzos… pero es un esfuerzo que trae consigo la más grande de las recompensas…

En fin,todo mi cariño viaja contigo.

Aries dijo...

Como te digo tus palabras me aclaran!!!
No tengas cuidado,no, mi admiración no creo que sea desmedida, solo lo tomo como una forma de reconocimiento, te veo ahora si....( pasado todo este tiempo que venimos platicando como pude ser que tu lo digas,y es así)... como a un maestro,
porque el camino ya lo estoy recorriendo en esta vida.
El tema para mi es difícil sacarme el velo, y no puedo llegar al fondo mío.
Me llegan ráfagas de quien soy y lo que quiero, estoy en una época que me quedo en mi superficie, te cuento que tuve otros momentos de mayor percepción, y lo extraño, pero bueno será cuestión de volver a encontrarme, lo bueno es tener algunos conocimientos mas enriquecedores o conocer algunos porques.
Bueno yo tampoco quiero aburrirte mas con mis cavilaciones, pero desde siempre te mando mis cariños y buenos augurios, lleguen hasta donde te encuentres.

El hombre cósmico… dijo...

Hay un dialogo de Sócrates en el que argumenta a su compañero, que la naturaleza y su entorno no le puede otorgar conocimiento, así que le pide que le comente sus ideas… Yo creo que es un garrafal error de Platón o del traductor de mi edición de dichos diálogos… Mmm la verdad prefiero imaginarme que lo que quería decir es que la natura no otorga conocimiento como el que se genera en un dialogo humano, más sin embargo otorga el más grande de los conocimientos. Tan es así que existe algo llamado hombre que forma parte de algo más grande llamado naturaleza.

A qué voy… pues que tu puedes aprender (o recordar si estas de acuerdo con Platón) todo lo que necesites de toda la existencia y si tuvieras que ponerle el mote de maestro a alguien, esa persona deberías ser tú y solamente tú… Nadie te puede enseñar lo que tu ser no se permita asimilar. Yo incluso huiría de aquel que te diga o argumente que puede enseñarte algo, porque seguro algo requiere de ti… y no es el que tú aprendas.

Tú eres tu propia maestra, no te demerites… tú eres la que encuentras valor en estas letras que de lo contrario no tendrían sentido!!! El conocimiento humano en su propia esencia se genera por medio de la relación entre un sujeto, objeto y símbolo, y sin ti no podría existir ese símbolo que te genere una idea.

En efecto… yo soy el que escribe… pero tú eres la que te presentas, disciernes, ordenas, comprendes, y te llevas… No hay más maestro que tú… procura hacerle caso a tu maestro interno y nunca erraras el camino.
Ahora… en cuanto a encontrarnos… Todo el mundo busca ser encontrado y si es verdad que tu ya te encontraste y que buscas volverte a encontrar, lo que sigue es retomar lo que dejaste que debe ser sencillo si ya te encontraste, pero la mayoría de las personas a veces piensan que se encuentran y tiempo después se enteran que no era tan cierto. Date el tiempo necesario para encontrarte o reencontrarte… sea el caso que sea, es algo que te debes a ti misma…

Un fuerte abrazo amiga mía…

aries dijo...

Aquí hoy es el Dia del Amigo!!,
Felicidades!!!!!!

Aunque no siempre coincidamos en lo que pensamos te considero un gran amigo,
que mas puedo decirte ???
para la amistad no se necesitan siempre coincidencias sino cariño
Besos!!!

El hombre cósmico… dijo...

y no sabes el gusto que me da saber que no pensamos igual!!!

De eso se trata no???

Y sí... feliz día del amigo mi querida amiga... Aquí tienes a un amigo con todas sus letras...

aries dijo...

Por supuesto!!! mi amigo....