Aun recuerdo aquellos 12 de octubre, donde me formaban para cantar al unísono de mis compañeros:
“Un doce de octubre, llegó a esta tierra, un gran caballero con júbilo lleno y gran corazón… ese hombre se llama… Cristóbal Colón.”
¿Cuáles son las consecuencias de que hombres con júbilo lleno y gran corazón encuentren rutas nuevas?
Comparemos...
Holocausto en la segunda guerra mundial:
Muertos por los nazis en los campos de concentración:
Alemanes (Judíos alemanes exclusivamente) 5, 700,000
Polacos (Judíos en su mayor parte) 4, 100,000
Soviéticos (Prisioneros y guerrilleros en su mayor parte) 3, 000,000
Franceses (Prisioneros, guerrilleros y obreros) 300,000
Checoslovacos (Obreros) 200,000
Holocausto Armenio:
Las cifras hablan de 1, 500,000 personas muertas por el imperio Otomano.
Holocausto Indígena del “Nuevo mundo”:
Olvidándonos del cuentito de Bernal Díaz del Castillo… según Bartolomé de las Casas: Entre 80, 000,000 y 120, 000,000 de personas muertas a lo largo de todo el continente, a manos de europeos.
Y en vez de hacer comentario a las cifras… me quedo con la respuesta de Bartolomé, cuando alguien argumentaba que los indígenas tenían que ser conquistados para conocer a Dios:
-“Los indígenas ya conocen a Dios.”
¿Y tú?
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nazi camps
Imaginemos esto aumentado a 80 o 120 millones de personas.
Ya hablaré sobre mi desagrado por la ideología judía…
Pero hoy ruego porque no olvidemos…
Olvidar cualquier holocausto… es propiciar su repetición.
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